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HISTORIA DE UNA RECUPERACIÓN PATRIMONIAL

Así como fue Uztárroz la última localidad en la que dejó de bailarse, Isaba fue la primera en recuperarlo. Al margen de algunos intentos durante los años de la II República Española, esto sucedió a principios de los años cincuenta del siglo XX, siendo fundamental en esta recuperación la labor de los hermanos Estornes Lasa, de Isaba. Tuvieron ellos la suerte de poder contar entonces con la colaboración de aquellos vecinos que décadas antes habían conocido el baile dominical del ttun ttun después de la misa. Esto fue fundamental a la hora de recoger, con fiabilidad y con fidelidad, música y coreografía.
A partir de ese momento el ttun-ttun ha conocido continuos altibajos en su recuperación; si bien hay que reconocer que ha habido siempre una continuidad generacional que ha permitido que no desaparezca.
Se vio su uso en los años cincuenta del XX en las peregrinaciones que el valle hacía al Castillo de Javier. En los años setenta de ese mismo siglo se sabe que también hubo varios intentos de recuperarlo, que permitieron que se llegase a bailar durante las pocas ediciones que hubo del “Día del Valle”. A principios de esa década un grupo de jóvenes de Isaba se preocupó de reunir a aquellos ancianos y ancianas que en su juventud habían bailado el ttun ttun para tratar de reconstruir esta danza lo más fielmente posible. En aquella década llegaron a ser numerosos los jóvenes y los niños de Isaba que llegaron a aprender este baile tradicional.
En 1979 Marisol Otermin hizo un profundo trabajo de investigación sobre el ttun ttun de Isaba y el de Uztárroz, apoyándose principalmente en los testimonios de José Berro, de Eduarda Lorea, y de Jonás Lorea, que fue publicado en la revista “Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra” (Número 33, sept.-diciembre 1979).
En los años 1982 y 1983 las izabarras Susana Garde, Amaya Zalguizuri y Elena Zalguizuri se preocuparon oportunamente de recuperarlo y de enseñarlo a los jóvenes de la localidad.
Después de un amplio paréntesis de desuso y olvido el 4 de julio de 1998 pudo verse de nuevo esta danza durante los actos de inauguración del Frontón Erminea, en Isaba.

En el año 2003, con motivo de la celebración del Uskararen Eguna, la localidad de Garde hizo un intenso trabajo de recuperación de esta danza, cuyos frutos pudieron verse ese día. Ante la imposibilidad de conocer cómo fue en otros tiempos el ttun ttun de Garde, y en base a lo que fue eeste baile en otras localidades del valle, se creó una coreografía propia, y de gran belleza armónica. Detrás de aquél esfuerzo estuvo la figura de José Manuel Mendiola, Josema, guipuzcoano casado con una vecina de Garde. El propio Josema, con anterioridad, se había preocupado de que los vecinos de Garde tuviesen oportunidad de ver bailar el ttun-ttun, y para ello se trajo a su propio grupo de danzas; fue necesario en aquella ocasión hacer trajes roncaleses para todos los componentes del grupo. Pero el baile que se preparó para el 2003 tuvo la particularidad de tener a los propios vecinos de Garde como protagonistas directos de esta recuperación. Ese mismo año se bailó en las fiestas, no dejando de hacerse en esas fechas desde entonces. José Manuel Mendiola cuidó al máximo los detalles, hasta el punto de no permitir que ninguna chica bailase con el pelo suelto.

Al año siguiente, 2004, fue Uztárroz quien recuperó este baile. Lo bailaron durante el Uskararen Eguna y durante las fiestas patronales. Lamentablemente fue esfuerzo de un año nada más.
Durante el curso 2003-2004 la Escuela de Música del Valle de Roncal llevó a cabo una trabajo de investigación que permitió recuperar la música de estas danzas en sus variantes de Uztárroz, Isaba y Garde.
En noviembre de 2004, a iniciativa de Susana Garde, en Isaba se inician los ensayos para aprender de nuevo esta danza. De ello se ocupó el grupo de txistularis de la localidad.

Esto permitió que en el año 2005, el día de Santiago (25 de julio) se estrenase en Isaba el baile del ttun ttun de esta localidad bailado por 13 parejas de vecinos del pueblos, ataviados todos ellos con la indumentaria roncalesa.
Tras el esfuerzo de Isaba, y tras el amplio eco informativo que tuvo esta recuperación, ese mismo mes de agosto de 2005 es la villa de Roncal, a iniciativa del dantzari Andoni Iribarren, la que emprende los ensayos de cara a formar un grupo capaz de bailar el ttun-ttun, llegando a bailarlo durante las fiestas de ese mismo mes cerca de medio centenar de vecinos, si bien en este caso se hizo sin vestir la indumentaria tradicional y con una abrumadora mayoría femenina. Desde entonces todos los años se baila el ttun-ttun en las fiestas de Roncal en el momento previo al descanso del baile. Cada vez es mayor el número de personas que lo baila. Es la única localidad en la que, de momento, no se utiliza la indumentaria tradicional.
En agosto de 2005, concretamente el día 18, la plaza de la villa de Garde nuevamente asiste a una excelente exhibición del baile del ttun-ttun, en el que participaron siete parejas, que estuvieron formadas por: Mirian Gayarre y Pío Andueza, Naroa Maruri y Enrique Galán, Abene Vitas y Andrés Valentin, Nerea Pérez e Iñaki Pérez, Leire Sanz y Andoni Iribarren, Miren Aznárez y Jesús Aznárez, y Marisol Andrés y Daniel Palacios. Afortunadamente no sería esta la última vez que se bailase el ttun ttun en esta localidad, haciéndose cada año en esta jornada central de sus fiestas.

EL BAILE DEL TTUN TTUN EN EL VALLE DE RONCAL

Como hemos visto el vocablo ttun ttun es el nombre con el que se le conocía antaño al tambor de cuerdas. Con ese mismo nombre se ha conocido siempre al baile típico y tradicional del valle de Roncal. Podría encuadrarse este baile dentro de la familia de los ingurutxos. En consecuencia, era un tipo de baile que permitía encadenar diferentes danzas de forma creativa, lo que daba pie a que cada localidad crease su propia versión.




Se desconocen los orígenes de esta danza, pero sí que se sabe que se bailó en los siete pueblos del valle, y que fue en Uztárroz en el último sitió donde se perdió, allá por los años veinte del siglo XX.
Se sabe igualmente que hasta el siglo XX sólo sobrevivió en las localidades de Vidángoz, Isaba y Uztárroz, perdiéndose en ese mismo orden. En el caso de estas dos últimas localidades se llegó a tiempo de hacer un amplio trabajo de investigación, llegándose a recomponer las partituras y la coreografía.
Los trabajos de investigación realizados en 1978 por Marisol Otermin marcan con cierta precisión cuando pudo desaparecer este baile en el valle de Roncal, o al menos en alguna de sus villas; así pues, se puede estimar que en Uztárroz dejó de bailarse hacia el año 1920. Un vecino de Roncal nacido en el primer lustro del siglo XX no lo había visto bailar nunca en su pueblo, lo que nos da pie a pensar que en la villa de Roncal pudo desaparecer a finales del XIX (tal vez muy a primeros del XX). Otermin certifica en su trabajo publicado en 1979 que el ttun ttun se bailó en todos los pueblos del valle, “pues en todos ellos quedaban hasta hace muy pocos años personas que lo bailaron en su juventud”. Y sobre las causas de la desaparición de este baile parecen relativamente claras: las orquestinas que empezaron a llegar en fiestas a los pueblos del valle ofrecían un repertorio mucho más amplio y atractivo, que se erigía en alternativa clara frente a un baile que era único, y que pocas veces evolucionaba.
En el caso concreto de Isaba se sabe que en el siglo XIX el baile del ttun ttun se hacía alrededor de la casa de la villa; el número de personas que lo bailaban era el suficiente como para abarcar todo el perímetro del edificio consistorial, lo que nos da una idea de la popularidad de este baile. De hecho estamos ante uno de los pocos bailes en los que se admitía a todos a bailar, sin excepción, mientras que en otros bailes, y en otras muchas costumbres de la vida cotidiana, existía siempre cierta discriminación hacia los advenedizos y hacia las mujeres que habían sido víctimas de lo que se llamaba la fragilidad humana.
En tiempos, parece que el baile del ttun ttun se bailaba todos los domingos, y siempre después de la misa, como si de un complemento de la misma se tratase. Sin embargo los últimos testimonios, es decir, en los últimos años de existencia de esta danza, nos dicen que se bailaba siempre por la tarde; y que en Isaba se bailaba únicamente los días 25 y 26 de julio (fiestas de honor a Santiago) y el 16 de septiembre (festividad de San Ciprian, patrón de Isaba); mientras que en Uztárroz se bailaba el 24 de junio (festividad de San Juan), el 25 de junio (festividad de San Roque), y el 2 de julio (día de la Virgen del Patrocinio).
Otro dato muy curioso es que en Isaba hasta el último momento el ttun ttun se bailó vistiendo el atuendo roncalés, mientras que en Uztárroz los últimos en bailarlo lo hicieron ya sin indumentaria roncalesa.

Por otro lado, entre los actuales ttun ttunes de Isaba y de Uztárroz, todo parece indicar que el de Uztárroz o bien es más antiguo que el de Isaba, o bien no ha evolucionado tanto. Aquél ttun ttun de Uztárroz que desapareció hacia el año 1920 destacaba por su sencillez, y también por el hecho de que predominaba el ritmo marcado por el tambor; mientras que el de Isaba era mucho más animado.

Volviendo al caso concreto del ttun ttun de Isaba se pudo recoger en su momento, gracias al testimonio de los más ancianos, que era habitual, a la hora del baile, que aquellas mujeres que no querían bailar se presentaban en la plaza con la mantilla doblada sobre su brazo; signo este que hacía que los mozos desistiesen de invitarles a bailar. Por el contrario, las que estaban dispuestas a bailar acudían a la plaza sin la mantilla, o si la habían llevado, inmediatamente se la pasaban a las que no iban a bailar para que se la guardasen durante el baile.
Y en el caso concreto del ttun ttun de Uztárroz, según investigó Marisol Otermin, “antes de comenzar el baile, los mozos y mozas por lo general estaban en amena conversación, por lo que el del tambor tocaba unos compases para indicar que comenzaba el baile”.